A partir del diferendo que se suscitó en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), particularmente en Acapulco, tras la designación del diputado local, Rubén Figueroa Smutny, como delegado especial en este municipio, el partido del sol azteca (PRD) empezó a mover sus fichas para no quedar relegado en esta puja por Acapulco.

Para lograr tal propósito utilizó otros medios menos irritantes para la militancia perredista pero igual de escandalosos. Veamos:

El senador neo perredista, Sofío Ramírez, con pompa y platillo y con la asistencia de figuras públicas y de organizaciones sociales diversas que acompañan al bloque progresista en la entidad, hizo la inauguración en este puerto de una de las siete casas de gestoría que va a ‘plantar’ (en las siete regiones de la entidad). Sin embargo, él no fue la figura principal del evento sino que llevó como figura central al diputado local, Ángel Aguirre Herrera, el conocido junior del actual régimen y orgullo del nepotismo de Ángel Heladio Aguirre Rivero.

Todos conocen a Sofío Ramírez como un operador político del actual gobernador y quien jugó un papel fundamental en la toma de decisión de los partidos de izquierda para que fuese ungido como candidato a la gubernatura del estado.

El pago a estos servicios han sido múltiples y de alto valor político como fue en primera instancia el designarlo como secretario de desarrollo rural (SEDER), en donde durante su corta gestión no hizo lo correcto con el presupuesto asignado y después de todo ello fue impulsado y casi impuesto como candidato a senador junto con su correligionario y casi competidor ´político, Armando Ríos Piter.

Luego entonces, como buen operador, Sofío Ramírez se echó a cuestas el impulsar la figura del junior Aguirre Herrera para que no pase desapercibido en estos días en que el diputado Figueroa Smutny hace sus‘papelitos’ para posicionarse frente a la comunidad acapulqueña.

Así pues, para que no se pensara que Aguirre Herrera se estaba haciendo propaganda también en Acapulco, fue a la inauguración de la casa de gestoría del senador Ramírez como el invitado especial (de lujo) y ante él desfilaron todos los neo izquierdistas, neo perredistas, los perredistas de viejo cuño y uno que otro desplazado de esas filas y muchos más que son priistas arrepentidos pero que tienen un pié dentro del tricolor y otro dentro del partido amarillo.

En esto de la cargada no se le ve la piel y menos importa el color de los susodichos. Todos los que fueron son bienvenidos. Así de simple fue la fórmula para ganar la gubernatura del estado el ex priista, Aguirre Rivero y así, se espera que pueda posicionarse para un futuro no lejano el que suspira por la candidatura a la alcaldía acapulqueña.

Los tiempos en política deberían ser puntualmente respetados, pero las ambiciones son tan grandes y los nervios no son tan fuertes que cualquier cosa sobresalta y pone los pelos de punta a los junior’s que no saben otra cosa mas que mantener los apoyos tradicionales del jefe de la tribu.

Esto lo hemos visto hasta ahora con los dos junior’s que uno si y otro también, han dicho que quieren ser los futuros alcaldes de Acapulco. Figueroa jr. lo dijo claro. Aguirre Jr. lo dejó entrever cuando fue postulado como candidato a diputado local por un distrito del puerto.

Querer tapar el sol con un dedo sería algo que no se lo permitiría la sociedad acapulqueña. Lo mejor que pueden hacer es abrirse de capa y enfrentar las críticas o los apoyos que pudieran tener a su paso como legisladores ante el Congreso de Guerrero.

Veamos primero que armas intelectuales portan y que visión sobre el futuro de Guerrero tienen y de Acapulco en particular. Mucho tendrán que trabajar para que le vaya bien al ayuntamiento que hoy encabeza Luís Walton Aburto y si esto sucede tendrán un tramo recorrido hacia su objetivo central.

Lo que no se puede admitir más es que ningún junior pueda ser considerado como ‘caballo negro’ en la puja por Acapulco pues muchas cosas van a pasar y pueden ocurrir que tanto lo puedan ubicar o desubicar en función de sus aspiraciones.

Ninguno de los dos junior’s que hoy están en la palestra como diputados locales podrán evitar ser sujetos de un escrutinio mas personal sobre lo que hagan y dejen de hacer tanto en su función pública como privada y conocer de sus relaciones personales e interpersonales y sus nexos con personajes que están considerados no solo peligrosos sino incontrolables.

Lo que hizo Sofío Ramírez puede ser una jugada de dos bandas. Una banda a favor de su pretensión de ser considerado desde ahora como aspirante a la gubernatura del estado y la otra va por el carril para apoyar al junior Aguirre Herrera en su aspiración de ser en el futuro próximo presidente municipal de Acapulco aspiración que por cierto le fue negada una y otra vez a su padre, Ángel Aguirre Rivero, quien siempre tuvo la aspiración de convertirse en cabeza del municipio más importante del estado. No lo consiguió, pero ahora tiene el poder de cumplir con esa aspiración a través de su hijo, el orgullo de su nepotismo.

Vale pues dejar en claro que Acapulco no debe ser considerado un botín político ni mucho menos. Es un ayuntamiento que merece ser en el futuro próximo tratado como un territorio que merece gobernantes capaces de administrarlo y de tener un plan de gobierno debidamente construido y con la posibilidad de mantener en los puestos de importancia a personas que en realidad hayan demostrado su capacidad para encabezarlas y evitar hasta lo imposible las ocurrencias o las imposiciones de grupos o partidos o empresarios o familiares que no solo afectan sino que prostituyen el deseo de tener una administración avocada a resolver los problemas de este territorio largamente saqueado y vilipendiado por alcaldes ambiciosos y sin escrúpulos.

Veamos en que termina este vodevil de los junior’s y veamos de que están hechos y si lograrán madurar y hacer crecer su figura como personajes de la vida política real y no sean reconocidos por sus constantes escándalos sino por su vocación de servicio para las causas de los habitantes de este territorio guerrerense de amplios espacios contrastantes y que merecen ser tratados por igual sin que esto quiera decir discriminación o un populismo mal concebido.

No olvidemos que los junior’s en cuestión no tienen a su favor nada que se les pueda reconocer tras de su paso, sin pena ni gloria, por el Congreso de la Unión.

Periodista /Analista Político*

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